06/Mayo/2004
Claudia Lemuz

Como la huelga de hambre que uno de los afectados inició el 1 de mayo no bastó; de manera inusual, en la vía pública las enfermeras vestidas de color blanco con rosa se pincharon las venas, su sangre la derramaron en las mantas de protesta; en una de las entradas del edificio de Protocolos; en la camioneta del mandatario poblano y hasta en su saco, para el asombro de Morales Flores, quien tuvo que ser rescatado por personal de seguridad pública.

Así, el medio centenar de trabajadores del Hospital del Niño Poblano forzó a Melquiades Morales, frente a su homólogo de Colima, Gustavo Vázquez Montes, a restituir en sus puestos a 28 empleados del nosocomio que habían sido despedidos de manera injustificada, bajo el argumento de que la administración central carecía de presupuesto.

Por un lapso de 60 minutos los mandatarios de Puebla y Colima permanecieron atrapados, tras intentar huir por otra puerta, la cual da a la calle 2 norte, debido a que en la da a la avenida Juan de Palafox y Mendoza estaban concentrados los inconformes.

Ayer desde las 10 de la mañana, los trabajadores –en su mayoría mujeres- del HNP marcharon por las calles del centro histórico rumbo a Casa Aguayo, sede del poder Ejecutivo. Al percatarse de la presencia del mandatario a la entrada del salón de Protocolos, ubicado contra esquina del zócalo, lo interceptaron y le exigieron a gritos la restitución de sus compañeros y la toma de nota de su sindicato, que han intentado formar desde hace cinco años.

Morales Flores, acompañado del gobernador de Colima, les pidió que se tranquilizaran e integraran una comisión negociadora, a la que atendería a las seis de la tarde. De manera forzada y ayudado por su equipo de seguridad, logró entrar al inmueble para llevar a cabo la firma de convenio, tras advertirles que no aceptaría posiciones radicales.

Mientras signaban un convenio de colaboración los mandatarios, unas cinco enfermeras como medida de presión introdujeron jeringas en sus venas; su sangre la regaron en la entrada del inmueble y sobre la camioneta de Morales Flores. El resto las apoyaba con consignas: “Melquiades, Morales, la salud no se vende”. “Gobierno de represiones, no es gobierno de soluciones”.

Los gritos de los manifestantes opacaron el evento oficial, donde el mandatario anunció medidas para abatir la corrupción en Puebla. Abajo, el secretario de Gobernación, Carlos Arredondo Contreras intentó sin resultado alguno controlar a las enfermeras, pero ellas lo rechazaron, pues le gritaron que estaban hartas de su ineficiencia, por lo que optó por regresar al acto oficial.

Dado que nadie del personal del gobierno del estado operó para poner fin a la protesta, al término del evento los inconformes esperaban la salida del Ejecutivo, quien intentó salir por una puerta alterna. En la calle, los trabajadores que lograron ver como se alejaba, lo interceptaron, le cerraron el paso y con las manos llenas de sangre lo retuvieron.

Ante lo tenso de la situación, en minutos llegó una célula de granaderos para rescatar a Morales Flores, quien con la cara desencajada y sin alternativa, regresó al salón de Protocolos e inició el diálogo con los manifestantes.

Una hora más tarde, representantes de los trabajadores anunciaron a sus compañeros que a partir de hoy, serían restituidos en el Hospital del Niño Poblano. Además de que iniciará la homologación sus salarios con relación a los empleados de la Secretaría de Salud, dado que ellos ganan el doble, es decir, 5 mil 800 pesos mensuales.

Sobre la integración del sindicato, es una petición que no fue respondida por Morales Flores, quien al término de la negociación, rechazó que vaya a exigir la renuncia del director del HNP, José Luis Peñalosa Sentíes, pese a que fue acusado de manejar de manera irregular los recursos materiales, físicos y económicos del nosocomio.

Tan sólo en los últimos dos meses, autorizó la elaboración de gafetes que tuvieron un costo de 80 mil pesos, mientras por otro lado despedía a personal porque no tenía recursos.

Trabajadores del HNP informaron que su lucha inició hace cinco años, pero al estar próximos a consolidar el sindicato que agrupará a unas 400 personas, los líderes fueron despedidos el 15 de marzo. Ante la falta de entendimiento con las autoridades, el 1 de mayo Abelardo Delgado Cuellar inició huelga de hambre, a la que ayer su sumaron la química Cita Gutiérrez Cazares y la enfermera Edith Solís Huerta.

La huelga de hambre la levantarán hasta que esté afianzado y firmado el acuerdo con el gobierno estatal para evitar que una vez más se retracten.