21/Octubre/2012
Diana Jiménez

Durante tres horas, cuatro elementos de la Policía Estatal Preventiva privaron de su libertad a dos reporteros –uno trabajador del periódico Milenio y otro de esta casa editorial- y después de robarles sus pertenencias los golpearon y los abandonaron por la madrugada en un lote baldío, en las inmediaciones de Ciudad Judicial.

La noche del sábado, a eso de las 22:30 horas, los periodistas Gerardo Rojas y Jesse Brena, quienes escriben para e-consulta y Milenio, respectivamente, iban a cenar y se encontraban caminando en la 16 de Septiembre y avenida Las Torres, cuando fueron interceptados por una patrulla de la Policía Estatal, cuyo número económico no lograron identificar.

Los elementos a bordo les dijeron que se detuvieran, ya que tenían que hacerles una revisión corporal porque les habían reportado a unos sujetos que se estaban orinando en la vía pública, por lo que, ante el desconcierto y a manera de evitar algún incidente con los oficiales, los compañeros accedieron sin poner resistencia.

Una vez que los inspeccionaron, y debido a que no les encontraron nada, los policías –que portaban uniformes negros- les indicaron que se los llevarían detenidos al Ministerio Público y los subieron a la batea de la patrulla, donde los obligaron a sentarse en el piso y los interrogaron llevándolos todo el tiempo con la cabeza agachada.

Los policías, quienes en todo momento se dirigieron hacia ellos con palabras altisonantes, les preguntaron a qué se dedicaban y los colegas les dijeron que eran reporteros, a lo que uno de los elementos, al que llamaban “comandante”,  respondió de manera prepotente: “a mí me vale madre, peor si lo son. Con ellos nos vamos a desquitar, por ojetes”.

Posteriormente, el vehículo empezó a dar varias vueltas por la zona de Angelópolis y durante el transcurso los uniformados se detuvieron en un lugar oscuro, donde sacaron una bolsa de plástico y les pidieron que echaran ahí su cartera, teléfonos y demás objetos valiosos, “para que después no dijeran al MP que les habían robado”.

Pasadas tres horas, los bajaron de la patrulla y les aventaron sus carteras ya vacías. Luego, se dieron a la fuga llevándose las pertenencias de los reporteros, que eran mil 300 pesos en efectivo, una tarjeta de débito y tres teléfonos celulares.

Los comunicadores pidieron ayuda y acudieron a presentar su denuncia en la Agencia del Ministerio Público de la Delegación Centro, donde quedó radicada con el número de averiguación previa 5877/2012 por el delito de abuso de autoridad en contra de los cuatro policías.

Jesse y Gerardo aseguran que en caso de volver a verlos los reconocerían plenamente. Refieren que quienes los acompañaron en la batea eran altos, un poco gordos, uno portaba casco y otro un pasamontañas. En tanto, el comandante fue identificado como un hombre de estatura baja, moreno, delgado y de rasgos grotescos, mientras que al chofer no lo pudieron ver porque siempre estuvo en el interior de la unidad.