A menos de dos meses de su inauguración, la pista de tartán del Paseo del Río Atoyac tiene grietas y están desprendidos varios pedazos como resultado de la humedad, el sol, el aire y la tierra, lo que evidencía el prematuro deterioro de esta obra millonaria, otra más de las incluidas en el paquete emblemático del primer año del sexenio del gobernador Rafael Moreno Valle.
La obra fue construida por la empresa Paler Consultores y Constructores, encabezada por Felipe Vallejo Rivero, hermano del ex secretario de Infraestructura, Carlos Joaquín Vallejo Rivero, quien renunció a la administración estatal el pasado 15 de junio, según se dio a conocer a través de un comunicado.
El proyecto, que costó 133 millones de pesos y oficialmente ha sido incorporado al Ecoparque Metropolitano, está en el margen poniente del río Atoyac, el cual alguna vez dividió a los municipios de Puebla y San Andrés Cholula. Ahora mantiene oculto con bolsas de plástico, con esas para la basura, el logotipo del gobierno estatal debido a la veda electoral que termina el próximo domingo.
Pero lo que no puede esconder es la evidencia de un mal cálculo en la construcción de la pista de tartán, donde es posible ver encharcamientos que sólo desaparecen con el tiempo, lo que provoca el empodrecimiento de este material, el cual fue obtenido con las llantas recogidas durante las labores de limpieza de la zona, según la versión del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas durante la apertura del lugar, encabezada por el presidente Felipe Calderón el pasado 5 de mayo.
De acuerdo con fuentes consultadas por el reportero, quienes pidieron la gracia del anonimato, una pista de tartán no puede almacenar líquidos ni tener charcos, pues eso acelera su deterioro, por lo que en su construcción debe calcularse perfectamente el drenado; además, tampoco puede estar cerca de cuerpos de agua como ríos, lagunas o albercas, pues esa humedad causa el mismo efecto aunque con distinto ritmo.
La explicación profesional explicaría por qué la pista de tartán está avejentada cuando no tiene ni siquiera 60 días de haber sido puesta a disposición de la sociedad poblana, sobre todo a la altura de la colonia Concepción Guadalupe, cuando el cauce está a pocos metros y es más recurrente ver que el lodo invade el camino color rojizo de más de cinco kilómetros de longitud.
La influencia de estos factores generó tres grietas de entre dos y tres metros a la altura del kilómetro cero, atrás del predio donde es construido el Centro Integral de Servicios (CIS); lo mismo sucedió en el extremo opuesto, a espaldas de la Escuela de Música de la BUAP, donde esa hendidura fue tapada con cemento sin importar la agresión contra el material creado de goma y asfalto.
Para colmo, la Secretaría de Sustentabilidad Ambiental y Ordenamiento Territorial (Ssaot) olvidó que las casetas policiacas y comerciales requieren de instalación eléctrica, por lo que para evitar la instalación aérea de los cables desde la calle hacia estos inmuebles de madera, ordenó a sus trabajadores que cortaran la pista de tartán, cavaran una zanja de 10 centímetros de ancho e introdujeran la manguera que cubre los cables de luz.
Algunas de estas zanjas están todavía abiertas. Otras ya fueron tapadas e incluso recubiertas con tartán; pero frente a la única tienda abierta en toda la ruta, frente al gimnasio al aire libre, casi a espaldas de la planta de tratamiento de aguas residuales, la pequeña cepa está sellada con cemento y pintada de color blanco, como si quisiera resaltar la omisión gubernamental.
Como para rematar, el ayuntamiento de San Andrés Cholula empezó a romper el pequeño muro que divide el Paseo de la colonia Concepción Guadalupe, con el fin de colocar rejillas para desahogar el agua pluvial, sin importar que el líquido cruce la pista de tartán y sin advertir los daños a la obras.
Hasta el momento, la Ssaot no ha informado el costo de la pista de tartán, sólo ha difundido la inversión total del Paseo del Río Atoyac; empero, el metro cuadrado de goma y asfalto está cotizado en el mercado a partir de 200 pesos, según el espesor.
De acuerdo con los pedazos desprendidos de la pista, el tartán habría sido uno de los más delgados, por lo que si tomamos el menor costo y lo multiplicamos por los 10 mil metros cuadrados que tendría como mínimo, entonces habría costado dos millones de pesos, aproximadamente, sin contar la limpieza, la base de cemento y las guarniciones, lo que podría triplicar o cuadruplicar este cantidad.
Pero este problema no es el único del Paseo del Río Atoyac, como ya lo admitió la titular de la dependencia, Amy Camacho. Requiere de adecuaciones técnicas, pues no hay lugares para cubrirse de un aguacero, como sucedió el pasado domingo cuando 15 personas quedaron atrapadas a la altura del Parque Metropolitano, detrás del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm), donde se crearon diferentes corrientes de agua, lodo y encharcamientos.
A todo esto hay que agregar que cerca del Complejo Cultural Universitario ha empezado a crecer la hierba mala en una playa donde destacan dos miradores de madera y acero pintados de color café, lo que ha propiciado también la multiplicación de la fauna que, de vez en vez, hacen saltar a los corredores o paseantes de esta obra de la administración estatal.