11/Abril/2012
Claudia Lemuz

Por medio de gritos, rechiflas y mantas, simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador le reclamaron en San Pedro Cholula la inclusión del ex gobernador Manuel Bartlett Díaz como candidato al Senado por el Movimiento Progresista.

Pese a las inconformidades con su postulación, Bartlett Díaz dio la bienvenida a López Obrador a territorio poblano.

Las mantas recordaban la caída del sistema en 1988, cuando Bartlett Díaz se desempeñó como secretario federal de Gobernación. Una más hacía alusión a sus nexos con ex presidentes de la República emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), como Gustavo Díaz Ordaz y Carlos Salinas de Gortari.

Cuando el ex gobernador de Puebla tomó el micrófono, las rechiflas iniciaron y obligaron a que le ofreciera su apoyo a López Obrador en un discurso de menos de dos minutos.

Hincados y en el suelo escuchan al tabasqueño

En San Pedro Cholula, priístas y ex priístas escucharon hincados el discurso contra la corrupción que ofreció el candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien pidió a sus seguidores cuidar las casillas el primero de julio y convencer cada uno a cinco personas para que el día de la jornada electoral voten por la coalición Movimiento Progresista.

Representantes del PRD, PT y Movimiento Ciudadano estuvieron en el templete. Juntos, pero no revueltos. Unos optaron por vestir amarillo, otros de blanco, otros de rojo y los menos de naranja.

Todos estaban listos para recibir a López Obrador. Sin embargo, algunos fueron incapaces de regalarse una mirada o un apretón de manos y optaron por mantener la vista al frente e intentar conectar con los simpatizantes del tabasqueño, que les negaron, a la mayoría de los candidatos, el aplauso reservado para el presidenciable.

López Obrador remarca su negativa a privatizar Pemex

Los miles de asistentes a la explanada de San Pedro Cholula ubicada a un costado del zócalo del municipio gobernado por Acción Nacional estaban ansiosos por escuchar a su líder.

López Obrador habló durante 50 minutos, hasta que la lluvia se soltó por fin, después de varias advertencias.

En su discurso, aunque con mesura, López Obrador reiteró su negativa a privatizar Pemex y su compromiso por disminuir el costo de la gasolina, el diesel y la luz.

Insistió en su crítica a combatir la inseguridad con armas, y sostuvo que, en parte, el origen del problema está en la falta de empleo que hay en el país, lo que también ha orillado a cientos de mexicanos a irse al extranjero.

Por lo tanto, mantuvo su iniciativa de que el país crezca seis puntos porcentuales por año y no sólo 2.3 como ha sucedido en las últimas tres décadas.

Sus planteamientos recibieron el respaldo de sus seguidores, con excepción de la bienvenida que dio a priístas y panistas.

De entre los asistentes se escucharon sugerencias: “Sáquenlos”, “arribista”, “que se vayan”, “metan a (Mario) Marín a la cárcel”.

López Obrador aprovechó el ánimo de la multitud para pedirles que no se dejen engañar por la telenovela creada por Televisa para favorecer al PRI, porque buscan imponer como presidente a Enrique Peña Nieto.

Sus seguidores le dieron la razón y recordaron que no votarán por Peña Nieto “porque no sabe leer”.

A diferencia de ocasiones anteriores, López Obrador no hizo comentario alguno sobre la actuación de la autoridad estatal. El presidenciable se sumó al silencio que se han impuesto los políticos en la campaña que está en curso y optó por dedicarse a recordar sus promesas de dar apoyos a las personas de la tercera edad, a las madres solteras y a los estudiantes.

También evitó tocar el tema de la disputa existente en la entidad por la candidatura al Senado. Su omisión fue presenciada por el petista Armando Etcheverry y José Juan Espinosa Torres, quienes pelean la candidatura ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.