15/Diciembre/2005
Mónica Camacho

La Universidad de las Américas (UDLA) despidió la semana pasada a 23 catedráticos de tiempo completo —dados de baja por no ser competentes, según expuso el rector Pedro Ángel Palou García—, quienes aseguraron que asistirán a los tribunales para denunciar despido injustificado e intimidaciones. 

Así lo informó un grupo de poco más de 15 académicos, quienes informaron que los estudiantes se organizan para iniciar huelga ante el recorte de profesores, la eliminación de aguinaldos a cerca de 450 catedráticos no sindicalizados, así como por la administración “despótica” y “autoritaria” del rector Pedro Ángel Palou García. 

A pesar de que el vicerrector de Administración y Finanzas, Luis Foncerrada Pascal, les informó en junta privada que la institución emprendió las medidas para solucionar una crisis financiera, aseguraron que los 110 millones de pesos que invirtióla UDLAen la remodelación de rectoría, así como los 250 mil pesos que destinó a la creación de una revista literaria, lo desmienten. 

En rueda de prensa convocada por los académicos en el café Karma Baguels de San Andrés Cholula, indicaron que la administración “maquilla” las cifras para aparentar déficit operacional, pues a pesar de que la UDLA aseveró que la anterior gestión rectoral de Nora Lustig dejó un “hoyo financiero”, luego sostuvieron que fue un superávit por 40 millones de pesos. 

Esta mañana, el director de Comunicación Social dela UDLA, Felipe Flores Núñez, ofreció una entrevista al noticiero radiofónico Así Sucede, en donde explicó que la salida de los académicos se dio luego de una evaluación sobre su desempeño laboral, de la cual ellos tenían conocimiento. 

Mientras, los académicos denunciaron que Palou García derrocha los recursos financieros en viajes a Francia y ferias de libros, en los cuales lleva a funcionarios de primer nivel durante varios días. 

Uno de los catedráticos despedidos fue Gerardo Galindo, quien fungió como representante dela Escuela de Artes y Humanidades ante el Consejo Universitario. En su intervención, indicó que hasta el momento, sólo una profesora de los 23 expulsados aceptó el finiquito, pero que los restantes se unieron para luchar contra la UDLA. 

“No importa cuánto tiempo tenga que invertir ni que me quede sin comer, yo llevaré el caso hasta las últimas consecuencias”, afirmó. 

Aseguró que los despidos se realizan para “silenciar el descontento” y no conforme a evaluaciones, pues incluso el catedrático de Filosofía y Letras, Andreas Kurtz, es uno de los dados de baja por solicitar una reunión con el rector. 

Por el lado de los académicos de tiempo parcial, indicaron que no subirán las calificaciones al sistema para luchar en contra el recorte de honorarios de diciembre, pues con esto percibirán 50 por ciento menos en relación con diciembre del año pasado. 

“En estas fechas yo ganaba 10 mil pesos, ahora lo que voy a obtener no rebasa los 4 mil, no puede ser posible”, subrayó otra de las inconformes. 

“La institución perderá confianza entre la sociedad”

“Si lo que querían era ahorrar, las medidas que emprendieron les saldrán cinco veces más caras de lo que ahorraron en nómina”, indicó una de las profesoras expertas en imagen pública, quien enfatizó que la institución perderá confianza entre la sociedad por lo que disminuirá su demanda. 

Señalaron que incluso la inconformidad ya llegó a los padres de familia, quienes para el momento buscan conformar una asociación civil para supervisar y hacer cumplir lo que la universidad vende. 

Acusaron que Palou García afirma en todos sus discursos que la UDLA es una institución abierta a todas las formas de pensamientos, sin embargo hasta el momento no logran concertar una reunión con el rector. 

Ante esto, expresaron que el temor se encuentra en todos los pasillos de la universidad, pues hasta los académicos que mantienen su plaza temen próximos despidos o más “medidas autoritarias”. 

Afirmaron que la intimidación y el hermetismo con el que se conduce la administración provocó que se determinara el cierre de La Catarina, revista que dio a conocer el descontento general de la comunidad y que es realizada por integrantes de la institución.